Decíamos que el trabajo popular se realiza
en dos momentos: reflexión y acción. El primer momento (reflexión)
tiene un cuño esencialmente educativo. Consiste realmente en una
actividad teórica, que mira a la comprensión de la realidad,
a la concientización. Es esencialmente un "acto de conocimiento".
Se trata aquí de la educación popular. Más adelante
abordaremos el segundo momento - la acción directa - de cuño
esencialmente práctico y a veces político ("acto político").
Indudablemente el primer momento incluye también
una dimensión práctica (e inclusive política) y el
segundo, a su vez, es actuar, aunque se reflexiona a partir y en función
de la acción. Igualmente, actuar no es reflexionar, aunque se actúa
a partir de la reflexión y se actúa pensando.
Educar no es adoctrinar. Evitar, pues, todo autoritarismo pedagógico. Esta forma de educación que consiste en transferir el conocimiento del agente al pueblo, fue llamada "concepción bancaria" de la educación. Esta "conduce forzosamente a la división de la sociedad en dos partes, una de las cuales está por encima de la sociedad". Es, por tanto, una forma autoritaria de educación, pues supone que una parte sepa, hable y enseñe y la otra ignore, escuche y aprenda.
El papel del agente aquí es animar el debate y estimular la participación de todos en el mismo. Es facilitar que la palabra corra libre y suelta como la bola en un partido de fútbol bien organizado.
El diálogo se aprende. Está situado entre la conversión informal (como la que tiene lugar en una familia o en una cafetería), y el discurso (de un político o de un profesor). El diálogo exige una cierta disciplina: la de escuchar y hablar (sin interrumpirse unos a otros) y la de centrar el debate en torno a un problema delimitado, definido (sin hacer digresiones). De allí la importancia del papel del animador o coordinador.
Nótese que el diálogo se hace en torno a la práctica. La práctica es la referencia constante del diálogo y no ideas o ideales. Cuando decimos práctica decimos "realidad" o "vida" del pueblo. "La vida social es esencialmente práctica". La práctica es mediación pedagógica. El pueblo aprende haciendo, pues, saca las lecciones de la vida. Para la mayor parte del pueblo, el aprendizaje no pasa por los libros, sino por la realidad vivida. La mediación no es cultural (escuela biblioteca, lecturas, etc), sino práctica. No es tanto por "El Capital" de Marx por lo que el trabajador sabrá lo que es explotación, sino sobre todo por su propia experiencia de fábrica y su lucha en el sindicato. No simplemente por argumentos se convence el pueblo, de que tiene fuerza y puede liberarse, sino más bien por su acción concreta y efectiva (una huelga, una manifestación callejera, etc). "En la práctica es donde el hombre tiene que demostrar la verdad, es decir, la realidad, el poder, la concretez de su pensamiento.
sociedad es participar. Política es básicamente participación.
Todo comienza con la participación en la palabra, en el diálogo, en las decisiones. En una reunión de reflexión no hay solamente un entrenamiento o preparación para la vida política. Allí mismo se da ya una vida política en la medida en que tiene lugar la participación del saber, del pensamiento y de los proyectos.
Independientemente de los contenidos (si son directamente políticos o no), una reunión debe mostrar, por su dinámica participatoria, que se trata de democracia, del poder popular. Y esto, inclusive cuando se trata de programar una procesión o un pic-nic.
De hecho, la lucha no es solamente contra los agentes de la opresión, externos al pueblo, sino también contra las relaciones de opresión, internas al pueblo, a su conciencia y a su práctica diaria.
Política es participar, es luchar contra toda opresión, sea encarnada en agentes concretos, sea en comportamientos determinados. Por eso, la política se da también en la vida diaria, desde una conversación hasta la organización de una sala.
Desde este punto de vista, es preciso prestar mucha atención a la contradicción que ocurre frecuentemente entre una propuesta liberadora y un proceso autoritario que mira a implementarla; entre una meta democrática y un método impositivo.
El grupo de reflexión es como una "escuela popular" en que la gente del pueblo es al mismo tiempo educador y educando. El texto del aprendizaje es el libro de la vida. Por eso el diálogo se da en torno a la vida (problemas y luchas).
Allí el agente es parte del proceso, y una parte específica del mismo. El tiene el papel particular de facilitar la coparticipación o la socialización del saber popular. El agente es un dinamizador de la palabra colectiva. El es un articulador: coordina las personas entre sí y las personas con el tema de la vida (o de la praxis).
Sin duda el agente puede provocar a la comunidad a dar un salto adelante. Haciendo parte del grupo y de su caminar, él puede y debe contribuir al crecimiento de la comunidad a través de lo que él mismo ve y sabe. Esta función se ejerce especialmente en el momento de la decodificación o comprensión crítica y sistemática de la realidad, como veremos más adelante.Por tanto, para el trabajo popular, la comunidad aparece como la gran mediación pedagógica como espacio y como instrumento-. De hecho, ella es la mediación: de concientización: en ella y por ella se logra una conciencia cada vez mayor y más crítica de la realidad; de participación: en ella y por ella se aprende a entrar en el juego de dar y recibir, de hablar y escuchar, de actuar y ser movido (accionado), en fin de asumir el propio lugar y el papel en la transformación colectiva de la realidad; de solidaridad: en ella y por ella se adquiere conciencia de clase y se construye la unión en torno a un mismo proyecto de base; de movilización: en ella y por ella se descubren, se asumen y se enfrentan los desafíos comunes, etc.