Para llegar a determinar reglas en la transcripción o versión de documentos antiguosn y edición de los mismos, hemos de considerar primero al hombre en el tiempo; a la presencia de la humanidad en el devenir de los siglos, con su correspondiente evolución de progreso en el más amplio sentido de las palabras; no como a un ser estático que ha adquirido incidentalmente, al azar, su máxima perfección en el siglo XX.
Si en ello pensamos ¿qué sentido tendrían los términos "Paleografía", circuscrita a los manuscritos que avanzan hasta mediados del siglo XVII y "Neografía", al sistema de manuscribir de los siglos XVII, XVIII y XIX.