Fueron escritas estas leyendas como una contribución a la literatura folklórica boliviana. Recogidas del aillu, proceden de la vieja sabiduría del desaparecido amauta quien a su vez, las retrasmitió, antes de la conquista a nuestros indios qeswas; pero pronto fueron desvirtuadas con las imperfecciones del tiempo y las interpolaciones del pensamiento católico del catequista hispano.
Los Chiwanhuayus con camánulas sinpeciolo que crecen en el sur de la República y que nacen a la superficie sin más envoltura que la de su propia corola, en la que guarda rocío diamantino y almibarado néctar para la diminuta abejilla. En su cáliz hemos encontrado, no la miel de la laboriosa Lachiwana sino la dulce y expresiva leyenda Qeswa.
Las Achankaras son también flores que nos ofrece la oquedad de la alta peña; perfuman el risco, embellecen la inaccesible roca. Hijas de Pachamama son vpirgenes que buscaron refugio en las breñas, entre espinos y cactus, entre Sewencales y nidos de cóndor para negar sus perfumados y encendidos pétalos de rosa a los hombres.