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En contraste con muchos de los filósofos políticos de su tiempo, Lefort no tuvo problema en celebrar la especificidad misma de la práctica de la filosofía política, una práctica que, sin embargo, se empeñó en desconocer los límites disciplinarios impuestos por la hegemonía positivista de las ciencias sociales de su tiempo. Esta obra de filosofía política no hace filosofía, si es que hacer filosofía implica replegarse de los acontecimientos para especular acerca de formas, cuya validez sería universal e independiente de su tiempo y espacio. |