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1957: Henri Lefebvre estima en su justa medida los crímenes de Stalin y el aplastamiento del levantamiento obrero de Budapest y rompe con el partido comunista. Ruptura estridente de la que son testigos su gran libro La suma y le resto y este artículo que no vilvió ha publicarse jamás, "hacia el romanticismo revolucionario". En el dibuja a grandes rasgos al hombre nuevo que ese romanticismo convoca: un hombre que le da la espalda al dogmatismo y deja de ser "presa del pasado". Que ya no separa más la política del arte. Que le pide a la imaginación, al sueño y al pensamiento que fecunden la política. Lefebvre vuelve a atar los lazos aquí con la inclinación de su juventud; con un pensamiento libertario cercano al surrealismo. De esa manera se echa un puente que anticipa el mayo del 68: "La juventud es presa de lo posible, y lo posible la devora". Anticipo de posibilidades que aún hoy no se han realizado^ies |