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Nuestros contemporáneos de los países del mal llamado "primer mundo", aburridos y tristes en su abundancia, se deslizan por la existencia como seres atrapados en una rueda de hastío. Pareciera que no aman la vida, que no saben vivir, simplemente porque no tienen, ni encuentran (quizás ni buscan) razones para vivir. Otros contemporáneos (millones en los países del que ya no se quiere llamar "tercer mundo"), aplastados por el hambre y el subdesarrollo están como atrapados en una rueda generadora de miseria. Vivimos alienados en una sociedad que produce una progresiva cosificación de la existencia, ya sea por exceso de "cosas" o por defecto ¡nos extrañamos de que esto ocurra?. Estamos recogiendo los frutos de una civilización del despilfarro, de la fetichización del crecimiento económico. |