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Al respecto hace una análisis del contexto de crisis de civilización cultural, que se expresa en lo que se denomina cambio de época, el cristianismo en general y el carisma de sentido de “toda humana criatura†con estilos, métodos, actitudes y vivencias nuevas que “digan†algo al hombre y a la mujer de hoy inmersos en un cosmos y en un planeta tierra que, en modo especial, clama pos la vida. Quienes por determinada opción o vocación cristiana, laicos/as, religiosos/as o sacerdotes, nos inspiramos de un modo particular en el persona de San francisco y Santa Clara, estamos llamados a releer creativamente nuestras fuentes para “vivir el evangelio†en sintonía critica y propositiva con estos tiempos nuevos. Si consideramos, por ejemplo, como una de las características del franciscanismo su capacidad de tejer relaciones con toda forma de diversidad de género, social, cultural o religiosa, ¿en qué medida, como y donde expresamos estas relaciones hoy en día? Nuestros estilos concretos de vida y de relaciones fraternas y sororales, ¿están marcados por la búsqueda permanente, la escucha atenta de nuestros procesos personales, sociales y culturales o por la acogida de todo tipo de diferencia. Las líneas que siguen son simples reflexiones que sugieren algunos desafíos urgentes al carisma franciscano, intentando releer aquellos textos de San Francisco muy actuales para el momento presente y que tienen como trasfondo el contexto latinoamericano y boliviano, en modo particular, las orientaciones de la Iglesia “oficial†expresadas en el documento de Aparecida.^ies |