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Esta modesta reflexión pretende poner en boga las exigencias de fidelidad a las raíces de nuestra herencia cristiana. 1Re 21, 1-16 del Antiguo Testamento, nos trae luces para iluminar y examinar nuestras estructuras que hoy por tienden a extraviarse en superficialidades obviando seriamente los más primordial, la vida y la dignidad de los seres humanos. Creemos ser consientes de esta postura, en base a los textos de la Sagrada Escritura que no se agota ni el tradicionalismo, ni en el jurisdicsionimo, ni el espiritualismo…Es esa nuestra motivación para presentar como una clave de la lectura del texto que nos importa. Su contenido es vivo en cuanto tiene la capacidad de revelar lo que hasta ahora aparentemente más nos ha preocupado, principalmente o sobrenatural, lo eterno, lo espiritual, lo religioso, etc., con las cuales quedo secundada la vida como al. Por esto creemos razonable hacer un examen o un análisis de crimen legal, cuyas víctimas son los inocentes como fue Nabot. Al respecto daremos paso a la reflexión que nos propusimos como dividiendo entre partes según las exigencias de la estructura del mismo relato. En la primera parte queremos exponer algunas generalidades y referencias incumbentes a nuestro texto. En la segunda parte paso a paso recorreremos las partes del crimen premeditado y su ejecución queriendo dejar en claro la corrupción del poder sin límites. En tercer lugar abandonaremos las implicaciones del ejercicio del poder piramidal y sus repercusiones en el acontecer humano, es decir, en el campo político y religioso principalmente.^ies |