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Riberalta aparenta tranquilidad en su verdinosa plaza con los alrededores llenos de gente a pie, en las motos-taxi y el lujosos automóviles que aparecen escasamente A solo dos cuadras el olor a tierra es inevitable. No existe un limite exacto entre campo y ciudad, todos cruzan territorios ajenos. Es difícil pasar desapercibida en este sitio donde se reconoce por tradición o por actuación a las familias, a los indígenas, a los campesino, a las castañeras, a las autoridades, a las instituciones, a los empresario, a los militares, hasta los curas. Los cuerpos se mueven entorno a la castaña, la madera y la tierra. Cuesta creer que de los bosque del norte amazónico sale la castaña que genera cerca de 32 millones de dolares en mercado extranjeros. Bolivia es el mayor productor del mundo y sin embargo la fuerza laboral de la castaña vive en medio de la pobreza y la violencia. La perversidad de la bonanza y la maldición.^ies |