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El siglo XXI con sus características, dificultades y desafíos globales excepcionales requiere ser encarado otorgando a la educación superior in protagonismo fundamental. Bajo las circunstancias actuales cada estudiante llega con su propia historia en un continuo ser y dejar de ser. Sustentados por la filosofía, guiados por las conclusiones de la UNESCO y confrontándolos con la realidad nacional, afirmó que, no sólo es posible aplicar todas las teorías de la educación en aula, sino que se convierte en un mandato obligatorio, hasta lograr un equilibrio que permita desarrollar un aprendizaje que tenga un sentido final y significado para el alumno, dueño de su propio protagonismo y aprendizaje y evitar así frustraciones y deserciones. La educación superior debe encarar la difícil tarea de formar ciudadanos íntegros, promotores de la libertad. La paz, la justicia, la solidaridad y la democracia, críticos y creativos, con sentido de pertenencia, capaces de intervenir, activamente en la sociedad para desarrollar y construir espacios y circunstancias para el mejor desarrollo, sociocultural, económico y de valores que se requieren y que tengan como fin último mejorar nuestro nivel de vida y bienestar. Especialmente en un país multicultural y desintegrado por las circunstancias históricas colectivas. (AU)^ies |