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Partimos de la hipótesis de que el es un proceso de construcción histórica, resultante de las transformaciones a nivel de los ayllu (agrupaciones paténtales de base), a nivel del mundo hispánico y de la interacción entre ambas esferas. En tanto “piezas maestras†del dominio colonial, los mallku surandinos pusieron en juego su legitimidad a partir de ubicarse en una posición intermediaria: al tiempo que garantizaban la reproducción social y biológica de sus ayllu, debían gestionar el pago del tributo y la organización de la mita minera. Para resolver semejante contradicción, echaron mano de diversas prácticas, entre tradicionales y novedosas. Al parecer, hacia mediados del siglo XVII varias iglesias rurales del corregimiento de Pacajes presentaban claros signos de deterioro. En un contexto como el de las décadas centrales del siglo XVII, coyuntura de caída demográfica y de aumento de la mano de obra mitaya, prácticas como las reseñadas en este trabajo habrían generado mayores grados de cohesión social interna. Paralelamente asistimos a la consolidación de un linaje de mallku que pudo posesionarse en el contexto social surandino. Ambos procesos, el interno y el externo, conformarían las dos caras del liderazgo étnico.^ies |