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El estado no tiene dominio de las minas, no es más que una simple ficción, ya que la nación no se halla servida con los impuestos que obtiene de la minería, conforme a las leyes vigentes. Es así que, es necesario reformar nuestras leyes de minería para maximizar las riquezas nacionales. Entonces surge una tendencia moderna: la nacionalización de las minas, alentada por la doctrina y política socialista, tomando como ejemplo los ensayos realizados por países como Francia, Holanda y Alemania. Pero mientras no cambien las bases económicas de la nacionalidad, que siguen nutriéndose del capital extranjero, nuestros representantes oficiales pueden hacer muy poco. Es así que en esta coyuntura es ilusorio pensar en el nacionalismo de las minas.^ies |