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Hoy es 19 de abril de 1959. Cumplo 43 años. Es domingo. Amanece; ¿serán las seis?, ¿serán las siete? escucho a lo lejos, el tañir de campanas ¡serán las de la capilla del Espíritu Santo? ¿serán las de la Catedral? la catedral está a más de 10 cuadras ¡qué curioso que las campanas de una capilla suenen tan fuerte!. Mis camaradas falangistas asistirán a misa de once en la iglesia de San Francisco, en el centro de La Paz, para orar por mi, por mi alma, por mi cuerpo agotado de tantos años de saltar de casa en casa, de balcón en balcón. Carmela y las mujeres irán a San Juan de Dios o Don Bosco; no saben nada. Rezarán por mi, tranquilas. Así se inicia esta novela histórica que reconstruye las últimas ghoras de Oscar Unzaga de la Vega, fundador de la Falange Socialista Boliviana. Es un recorrido paradójico, donde el protagonista no es el héroe clásico, sino el vencido: el que defiende una ideología deiferenciada de la revolución nacionalista triunfante que se impone ^ies |