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Veintiséis años despues del golpe militar de 1976, no caben dudas ya de que el terrorismo de Estado, implementado por la dictadura, fue un plan sistemático. A partir de esta constatación, un golpe a los libros propone que a la desaparición de personas se corresponde el proyecto, también sistémico, de desaparición de símbolos, discursos imágenes y tradiciones. Si por una parte estaban los campos de concentración, las prisiones y los grupos de tareas; por la otra, se afianzaba una compleja infraestructura de control cultural y educativo: equipos de censura, análisis biográficos, memos de inteligencia, abogados, intelectuales, académicos, planes editoriales, decretos, presupuestos, oficinas. Centrada en lo ocurrido con libros, autores y editoriales, esta investigación se apoya en gran cantidad de documentos confidenciales y secretos elaborados por el entonces gobierno de facto, que aquí se presentan públicamente por primera vez ^ies |