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Una columna excéntrica, aparecida los domingos en el periódico La Prensa, es el origen de este libro. Los artículos buscaban hablar del mundo con la ayuda de grafitis recolectados en paredes de todo el mundo, al mismo tiempo que, como ocurre siempre dentro de este género periodístico, exhibían los valores, las simpatías del autor. El resultado es una apasionada reivindicación de los ideales humanitarios, del amor y de la solidaridad, tachonada de frases ingeniosas que preservan al texto de la amargura.^ies |