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La crítica está
viva, es parte de un trayecto de un transcurso, es parte de un recorrido
complejo de lecturas y escrituras, de una experiencia (siempre cambiante) en el
mundo. No a la manera de una hoja seca que deambulara al capricho de un viento
de agosto, sino de una respuesta siempre abierta a la potencia del objeto
central del trabajo crítico: la literatura y esta como elemento de vida, de
conocimiento y aprendizaje constante, de pensamiento, de gozo. Siempre como
tema de conversación y reflexión. La mujer en medio de ello, ha sido desde
siempre un elemento constituyente, una lectura central, una voluntad
heterodoxa, una batalla que curiosamente en todo momento había que librar.
Una continua
forma de ver las cosas fuera de eje. |