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[Jean – Christopher]. Protagonista de la novela
de su mismo nomÂbre (v.), de Romain Rolland (1868-1943). Si cuenta en los
surcos de su rostro, lentamenÂte marchitado, sus indecibles estupores, sus
desilusiones y las batallas que ha perdido, Juan Cristóbal, al final de su
vida, puede ver reflejado en sí mismo el destino de la juventud, esa parábola
que fatalmente se cumple como una suma de ingenuidad: todo impulso es un error,
y un error toda bondad, y un error toda humildad y todo orgullo.
Juan Cristóbal ha sido verdaderaÂmente la
juventud de nuestros padres, para quienes un siglo generoso inventaba, al moÂrir,
ideales capaces de ocultar el verdaÂdero rostro de la vida hasta convertirla en
un mito más que en una realidad. Juan Cristóbal encarna ese mito nobilísimo,
puro y rico de pasiones, que tiene sus raíces en la conciencia; para decirlo
más exactaÂmente, él es el mito del hombre europeo, del hombre libre y honrado
que en la paÂtria europea realizaba hipotéticamente unos ideales sociales,
estéticos y sobre todo moÂrales, de grandeza heroica. Eran los ideaÂles humanos
a los que Francia se mantenía fiel mientras guerras y más guerras y griÂtos
nacionalistas se preparaban a desmenÂtir, reduciéndoles al silencio, a todos
los Juan Cristóbal que Europa alimentaba en su seno.
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