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El poeta José Lezama Lima publicaba periódicamente en su revista Orígenes ensayos de gran calidad y hondura acerca de la poesía. Podríamos fijar el itinerario de su pensamiento si recorremos las huellas que poco a poco fue trazando con los textos que publicaba en Orígenes y que, paulatinamente, se reunirían en los libros Analecta del reloj (1953), Tratados en la Habana (1958), La cantidad hechizada (1970), Las eras imaginarias (1971), eIntroducción a los vasos órficos (1971). No obstante, su tarea parecía haber logrado sus conquistas y su unidad desde el principio. Ya sus primeros ensayos nos dejan saber del cuerpo total de su aventura, su sistema poético. Cada nuevo ensayo, o cada línea que se embarcaba en este cuerpo, parecía haber sido prevista ya desde el inicio, y cobraba al aparecer su visibilidad presentida. El pensamiento de Lezama, de raíces míticas e impulso poético, había concebido su sistema como una forma de conocer el mundo como totalidad, pero desde la poesía. La poesía como forma de habitar el mundo, como visión total, como vía del pensamiento y lógica del mundo. La poesía como configuradora de realidad y camino a la trascendencia. Parece un Ãcaro buscando un vuelo desmesurado. Ya el conocimiento posible se le revelaba a Lezama como un espacio que no podía ofrecer al hombre habitación o sustento. Su sistema, pues, intenta escapar de este laberinto, pero en un regreso a las posibilidades originarias del hombre. La poesía le permite a Lezama regresar por caminos desandados al estadio primero y por esto en ella ancla su posibilidad de conocimiento. Lezama propone que antes que fundar una nueva lógica, es preciso regresar a un estado prelógico. Es éste el torbellino, caos primero, sobre el que edifica el poeta cubano.
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