![]() Marc 21 |
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001 | 17348 | |
003 | BAHAALP | |
005 | 25062020150422 | |
006 | $m | 25062020150422 |
082 | BA 972 | |
090 | S572e | |
100 | Sierra, Justo; Villegas, Abelardo (Prólogo) | |
$q | Justo Sierra; Abelardo Villegas | |
245 | Evolución política del pueblo Mexicano | |
$b | Incluye portada | |
260 | Caracas - Venezuela : Fundación Biblioteca Ayacucho; 1985. | |
$a | Caracas - Venezuela | |
$b | Fundación Biblioteca Ayacucho | |
$c | 1985 | |
300 | 421 p. 23 cm. | |
$a | 421 p. | |
$c | 23 cm | |
490 | Biblioteca Ayacucho | |
500 | $3 | 1 |
504 | (BibliografÃa) pp. 419 - 421 | |
520 | Abarca la Evolución política desde
los remotos orígenes hasta la epoca contemporánea
del autor, vísperas de la Revolución mexicana.
Los orígenes han sido tratados con sobriedad, con
prescindencia de erudiciones indigestas, con santo horror
a los paralelos inútiles, despeñadero de nuestra
arqueología hasta entonces, y sobre todo, con entendimiento
y lucidez: siempre, junto al hecho, la motivación
y la explicación. Ahora bien: la historia precortesiana
apenas arriesgaba en tiempos de Sierra sus primeros pasos
y es toda de construcción posterior. El lector debe
tenerlo en cuenta, y leer esos primeros capítulos
con la admiración que merece un esfuerzo algo prematuro
por imponer el orden mental a un haz de noticias dispersas;
pero advertido ya de que aquellas generalizaciones no siempre
pueden mantenerse a la luz de investigaciones ulteriores.
De entonces acá la arqueología mexicana hai
sido rehecha, aunque por desgracia no haya llegado ya el
momento de intentar otra síntesis como la de Sierra,
síntesis indispensable en toda ciencia, sea hipótesis
de trabajo o sea resumen de las conclusiones alcanzadas.
Por lo demás, la apreciación humana y política
de Sierra sobre el cuadro de las viejas civilizaciones -que
es lo que importa en una obra como, la presente- queda en
pie; queda en pie su visión dinámica sobre
aquel vaivén de pueblos que se contaminan y entrelazan;
queda en pie su clara percepción de que el imperio
mexicano, decadente en algunos rasgos, distaba mucho de ser
un imperio del todo establecido y seguro. La época
contemporánea fue tratada con toda la respetuosa inquietud
y con la diligente afinación moral de quien está
disecando cosas vivas y tiene ante sí el compromiso,
libremente contraído, de la verdad. Justo Sierra no
incurre, ni era posible en nuestros días, en aquel
inocente delirio de que es víctima insigne Ignacio
Ramírez y mucho más oscura el P. Agustín
Rivera1 (el cual escribía la historia por «principios»),
para quienes Cuauhtémoc y Cuitláhuac son los
padres directos de nuestra nacionalidad moderna. Pero Justo
Sierra da al elemento indígena lo que por derecho
le corresponde como factor étnico, se inclina conmovido
ante un arrojo que mereció la victoria, y pone de
relieve aquella solidaridad misteriosa entre todos los grupos
humanos que, a lo largo del tiempo, han contestado al desafío
de la misma naturaleza, desecando lagos y pantanos, labrando
la tierra y edificando ciudades. Lleno de matanzas y relámpagos,
el cuadro trágico de la conquista pasa por sus páginas
con la precipitación de un terremoto, de un terremoto
entre cuyos escombros se alzaban barricadas y se discurrían
ardides. Y viene, luego, el sueño fecundo de la época
colonial, preñado del ser definitivo, donde las sangres
contrarias circulan en dolorosa alquimia buscando el sacramento
de paz. |
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521 | Cualquier público | |
546 | Español | |
650 | HISTORIA; HISTORIA - MEXICO; EVOLUCION POLITICA; CIVILIZACIONES ABORIGENES; PERIODO COLONIAL; LA INDEPENDENCIA; LA REPUBLICA | |
850 | Biblioteca y Archivo Histórico de la Asamblea Legislativa Plurinacional |