Marc 21
Al volver al terruño, después de trajinar mucho mas por la tierra que por el cielo, me siento con placer de remembranza bajo un viejo árbol que extiende sobre mi sus largos brazos sensibles, acostumbrados a palpar la brisa que adormece el caer de las hoja.
Gran árbol, cerca del cual me senté siendo niño, es decir, siendo moral y acaso hasta químicamente otro!!.
Han pasado michos años , y sin embargo vuelvo a punto de partida. Todo pasa y todo vuelve.
Se vuelve de todo y se vuelve de todo o que no tornaran, esos no han ido a parte alguna.
El árbol amigo a cuya sombra vuelvo a recogerme, eleva mas y mas, en demanda del cielo, sus retoños de seda impregnados de luz.
Las ramas que extienden horizontalmente, para dar mayor armonía al conjunto, acercan hasta la estatua vecina e homenaje de las hojas a que el otoño da tonalidades de bronce fundid.