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En aquel paraíso de aguas, de montañas y de flores que se llaman el el lago como hay un pequeño nido de delicias, en el cual parece que una bellisima Italia, tan rica en cosas hermosas,haya recogido los mas esplendido y los mas precioso que tiene la tierra y el cielo. El lago acaricia tan muellemente la orilla;y los olivos, los laureles y los pámpanos echan tal manto sobre los collados;y el cielo, las sombras y la luz se abrazan en tal multiformes abrazos con los montes y con lo valles, que en aquel lugar parece imposible odiar y sufrir. Aquel lugar es tremezzo. Ahí en las vacaciones de otoño, hace cuatro años, se reunían por la noche en un cafetín a orillas del lago muchos jóvenes milaneses que se entretenían charlando y leyendo los periódicos.
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