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Una de las problemáticas fundamentales que recorre los escritos de
Hannah Arendt –desde sus primeras formulaciones en torno de la
comprensión, su profundización de estos motivos en relación con la
narración y sus desarrollos sobre el juicio– es el desmantelamiento de
la oposición tradicional entre la vida del filósofo y la vida política
o, en otras palabras, entre el espectador y el actor. A partir de la
reapropiación que Arendt realiza de la comprensión en Martin Heidegger y
de la narración en Walter Benjamin, este libro se propone no sólo
reconstruir el camino conducente a resituar las actividades
intelectuales en el seno de los asuntos humanos, sino también delimitar
las características de la peculiar concepción de la filosofía que emerge
en íntima conexión con el juicio. De este modo, luego de haberse
alejado deliberadamente de la filosofía y emprendido una crítica radical
de esta tradición, entendemos que hacia el final de su vida Arendt
retorna a la filosofía para reconstruirla como una forma de pensamiento
que, a través de su articulación con el juicio, resulta capaz de
desafiar y desmontar la vieja hostilidad de la filosofía hacia la
política.
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