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De las teocracias indígenas precolombinas y del derecho divino de los reyes de la España renacentista, los pueblos latinoamericanos heredaron una disposición cultural propicia al despotismo político y al dogmatismo ideológico. Durante dos siglos desde la independencia de sus países, y siempre en la esperanza de encontrar al caudillo providencial capaz de resolver los problemas de la sociedad, cada generación buscó vanamente a su iluminado redentor. El legado maligno: despotismo y dictadura es una obra que desafía preconceptos políticos y dogmáticos ideológicos atrincherados en doctrinas históricamente superadas ^ies |