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Rodolfo Pinto Parada ha transitado a todo galope la llanura beniana, conduciendo y espueleando los potros mecánicos que abrieron los primeros caminos de nuestra virginal esmeralda, venciendo kilometro a kilometro nuestro destino mediterráneo. El camino encantado recoge con mano erudita y veraz todo ese ajetreo humano y de las primeras máquinas que comenzaron a hacer realidad nuestros empecinados sueños de acercamiento entre pueblos benianos y entre nosotros y demás compatriotas, sobre todo entre la tierra de Muiba y Grigotá. Un verdadero camino encantado porque, al n o tener presupuesto definido, duró en construirse 25 años entre dramas. ilusiones y desencantos ^ies |