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El debate que atraviesa las páginas de este libro cuestiona posible fusión entre la perspectiva marxista y la keynesiana, que postula la intervención del Estado para relanzar la acumulación de capital, apaciguar los conflictos de clase y hacer menos traumáticas las crisis. Las ideas de Keynes han inspirado a gran parte de la intelectualidad que se considera progresista o incluso de izquierda. En los años 80 y 90 vivieron en el ostracismo pero en el nuevo siglo, en particular en América Latina, pasaron de lugares marginales a ocupar el centro de la escena en diferentes gobiernos ^ies |