520 |
|
Estas cuarenta y cuatro décadas labraron la personalidad del pueblo cochabambino, como parte indivisible del mosaico nacional. Los investigadores del pasado y los observadores del presente cazaron leyendas y hurgaron en los viejos infolios y en la letra impresa nueva, para acumular los materiales con los cuales es posible conocer dicha personalidad. A la antigua usanza, el retrato de una colectividad debía ser naturalista, milimétrico hasta el detalle, pero para la cosmovisión de hoy basta destacar lo importante, el trazo que da valor auténtico e inteligible al sentido del quehacer humano. Para Cochabamba, como para todo el país, dos son los elementos básicos que nos permiten descubrir el diseño de su silueta: la tierra que nos da la acuarela del paisaje y nos acerca al tesoro escondido de los recursos naturales; y el hombre, ser social que transforma la tierra, que se afana y sufre por ella, cuando no la desperdicia. Por que el hombre, redentor de la naturaleza es igualmente, su máximo depredador^ies |