Todo texto es fruto de un diálogo entre su autor y un universo linguístico, narrativo y formal que lo precede, lo alimenta y forma junto con él una tan apretada como inescapable intertextualidad.

Un proceso que comenzó en el año 1989, cuando se descubrieron dentro de un baúl en una casa de La Paz los negativos originales de Wara Wara, una película silente boliviana del año 1930. A partir de este descubrimiento y de la constatación de que los cientos de rollitos que componían el hallazgo no conformaban una película terminada, se incia el proceso de analizar las imágenes y el contexto en que fueron filmadas para así entender la historia que contaban; de revisar la historia del cine nacional, de entrevistar ancianos que recuerdan cómo se hacían y se veían estas películas, de desempolvar archivos y periódicos, de intentar ordenar los planos, las escenas y las secuencias de Wara Wara lograr desentrañar qué quiso contar su director y sobre todo cómo quiso hacerlo.