CATALOGO DE AUTORES

COINCIDENCIAS 38 - PÁGINA 6 DE 38

DESCRIPCION CONTENIDO
Nº de control 00017455
Autor Yutang, Lin; Jiménez, Román A.; (Traductor)
Título El goce de la vida
Editorial Sudamericana
Año 1950
Páginas 162 p.
Idioma Español
Lugar Buenos Aires
Resumen

La importancia de vivir, es en un sentido muy profundo –y después de su periplo por el mundo occidental-,  un reconocimiento y una reconciliación con sus raíces chinas, una vuelta a su hogar, a su historia y a esa riqueza espiritual milenaria que nos ofrece en cada página, como si nos estuviese sirviendo su más preciado té. Se huele el perfume de la tierra, de las flores, nos lleva por valles y montañas, nos pone a soñar en noches de estío acompañados de vino de arroz, pero igualmente nos deleita con la poesía natural de sus ancestros, y siempre lleno de humor y sabiduría. Nos hace saber que aquella Antigua china, desdeñó los tratados y los escritos extensos, que sus plumas nunca levantaron demasiado vuelo, porque a diferencia de nosotros, nunca se distanciaron de la vida, siempre prefirieron perseguir la esencia de un perfume primaveral, que una disertación sobre el valor de los sentidos, un poema, que la especulación filosófica, y lo razonable antes que la lógica. Así, nos deleita Lin Yutang, con lo que él considera parte del espíritu chino de la Holganza, o la vida contemplativa de quien ha logrado desapegarse de las cosas innecesarias para detenerse y exclamar: “es un día caluroso de junio, cuando el sol pende quieto del cielo y no hay un hálito de viento o de aire, ni una traza de nubes; el patio y el jardín son como hornos, y ni un pájaro osa volar. El sudor corre por todo mi cuerpo en arroyitos. Ante mí está la comida del medio día, pero no la puedo tomar, por el calor. Pido una estera para estirarla en el suelo y tenderme, pero la estera está empapada de humedad y las moscas vuelan como en un enjambre y se me posan en la nariz y no quieren irse. En este momento cuando me siento tan completamente desventurado, hay un trueno repentino, y grandes masas de nubes tapan el cielo y se acercan majestuosamente como un gran ejército que avanza a la batalla. Comienza a caer el agua  de la lluvia como catarata de los aleros. Cesa el sudor. Desaparece la pegajosidad del suelo. Todas las moscas se marchan para esconderse, y puedo comer mi arroz. ¡Ah!, ¿No es eso felicidad?  Este aparte pertenece a la compilación llamada “Los treinta y tres momentos felices de Chin”, título que acompaña otros tantos con sugestiva naturalidad como: “De flores y mujeres”, “De tenderse en la cama”, “ De ser mortales”, “De la conversación”, “El celibato, rareza de la civilización”, “De ser díscolo e incalculable”, “De ser humano”, “De la juguetona curiosidad: La elevación de la civilización humana”, “del sentido del humor” “El goce del hogar”, “de ponerse biológico”, “El goce de la vida”, “El goce de la cultura”, “El buen gusto en el conocimiento”, “El arte de leer y escribir”, “¿Por qué soy pagano?”, “El arte de pensar”, “De ser razonable”; o como sencillamente dice refiriéndose al goce de fumar, cuando señala que es más grave el daño que le hace el no fumador al fumador, que el fumador al no fumador, por cuanto el que fuma hace daño físico al que no fuma, en tanto este último le hace un daño psicológico, bajo una pretensión moral de superioridad, sin tener en cuenta que quien fuma -para este singular chino-, pasa mayor tiempo  con la boca ocupada  y  en consecuencia, dice menos estupideces.

Materias
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