1. Cuando un poeta (por ejemplo, D. Vasiljev) exclama apasio-nadamente:
“ ¡Oh, soy un hombre! ¡Un hombre!â€, o cuando lamentacon pesar:“Oh, ¿cuándo el hombre no es un hombre?â€, ¿está diva-gando incoherentemente? ¿O bien, está manifestando algo pleno desentido?Si este poeta está diciendo disparates, también todos nosotros losrepetimos constantemente. Casi a diario ensalzamos alguna personaafirmando que es un hombre y reprochamos a alguien el que no losea. Al leer el periódico, lloramos de indignación ante el acto inhu-mano de una madre que abandona a su hijo y manifestamos nuestrarepulsa ante el proceder inhumano de algunos colonialistas en Ãfrica.Criticamos la sociedad contemporánea que, a pesar de sus formascivilizadas, deshumaniza al hombre, y la comparamos con el socia-lismo como sociedad en la que el hombre se realiza a sí mismo y enla que las relaciones entre los hombres devienen humanas. Discuti-mos si la sociedad contemporánea es dueña o esclava de la tecnolo-gía y nos preguntamos qué aportan al hombre los vuelos cósmicos yel descubrimiento del californio.Los términos“hombreâ€,“humanoâ€,“inhumanoâ€, ¿son únicamente palabras vacías que nos conmueven emocionalmente? ¿O tienen unsentido? ¿Qué significa, per ejemplo, ser un hombre?De no poder responder a esta pregunta, nuestra disertación sobre elhombre y lo humano será un discurso vacío. Pero al proponer el pro- blema del hombre no intentamos únicamente ordenar y dar sentido a nuestro discurso, ni aprender a utilizar el término“hombreâ€con pleno sentido y consecuencia. En nuestro tiempo, más que enningún período anterior, la humanidad del hombre y su simple existenciaestán amenazadas, pero, a su vez, existen posibilidades de realizaruna sociedad verdaderamente humana y plenamente humanizada.Actualmente, la lucha práctica en torno a la cuestión de“¿Qué es elhombre?†es más profunda y más aguda que en cualquier períodoanterior.El problema de“¿Qué es el hombre?†no ha sido obra de la filosofía, pero ésta, si no quiere mantenerse al margen de los problemas de lavida, no puede silenciar esta importante cuestión de nuestra existen-cia