"Conoce tu aldea y conocerás el mundo, conócete a ti mismo y conocerás la raza humana", dice una máxima de León Tolstoi que Javier del Granado practicó con profunda naturalidad a lo largo de su vida.
Fue así que desde Colpa Ciaco, su finca en el valle de Arani, en el centro del país, empezó su minuciosa tarea de observar el mundo, convirtiéndose en amante del campo y la geografía, y atento lector de escritores bolivianos, sin la necesidad de saltar los bordes de aquello que encerraba lo íntimamente suyo, para mirar lo esencial de la existencia humana.