Todo sistema educativo, para ser tal, debe necesariamente promover valores. Sin embargo, cuando en su seno se presentan distorciones graves como la corrupción, la discriminación, la violencia, el maltrato, las agresiones sexuales o la mercantilización de la Educación, entonces el sistema educativo esta diseminando antivalores y, consecuentemente y en esa medida, está actuando contra sus propósitos. Por esta razón, todo sistema educativo debe emprender acciones para combatir estas distorciones. De mo hacerlo el sistema se deteriorará indefectiblemente.