Veinte asedios al amor y a la muerte surge, como la propia literatur, de un azaroso juego: navegar por decenas y decenas de libros inéditos y amrmar tras ese viaje una colección de relatos que represente un mapa actual del oficio cuentístico en el país, sin sesgos de orden estilístico, regional o temático. Suge asimismo de un acto de justicia: dar voz a los escritores colombianos que, luego de responder a la convocatoria de un concurso literario, no fueron retenidos por el gusto caprichoso de los jurados, cambiante y ondeante como la vida misma.