Evocar a "las tierras bajas bolivianas" es abarcar mucho, o demasiado poco. Esta expresión, que se construye en oposición a las "tierras altas" del país, incluye bajo una misma etiqueta a regiones bastante dispares: Chaco, Chiquitanía, Yungas, Piedemonte, Amazonía, etc.
Sin embargo, más allá de su diversidad geográfica, étnica e histórica, estas diversas "tierras bajas" tiene también ucho en común.
Tanto la arqueología como la etnohistoria revelan contínuos contactos, intercambios, alianzas, guerras o mestizajes entre los diferentes "orientes" así como entre ellos y las denominadas "tierras altas" y con las demás "tierras bajas" vecinas: el antíguo Mato Grosso brasileño, el Chaco paraguayo y argentino, la cuenca platense y la alta amazonía peruana y bralileña.