En la curiosa y grata labor que ha realizado Germán Coimbra Sanz, precisamente en el año en que se cumplen las cuatro centurias de sucedido aquél Diego de Mendoza, el gallardo rebelde de la vieja Santa Cruz, revive en una obra literaria animsamente trabajada, que lleva su nombre y contiene, dentro de los moldes de una pieza teatral, el relato de su aventura y la circunvisión de su personalidad. Coimbra Sanz no es un novicio en la literatura escénica. Poeta de sutil vuelo lírico, florido lenguaje y notables recursos de inspiración terrígena ampliamente demostrados en su tomo de versos con el sugerente título Mientras tanto..., ha manifestado en el género dramático, capacidad expositiva felices disposiciones para tejer la trama de un argumento y darle cumplido desenlace y buen pulso para conducir personajes de la mano y hacerles hablar como es debido ^ies