El costumbrismo constituye una peculiar manifestación literaria que resalta en las letras españolas e hispanoamericanas del siglo XIX. Los cuadros de costumbres que a lo largo de dicha centuria aparecen en periódicos, revistas, folletos y libros de los países de lengua castellana, expresan los modos de vida y la psicología social de estos pueblos. Resulta una modalidad que no se caracteriza por sus sobresalientes méritos estilísticos, por su cabal calidad literaria, aunque posee suficiente atracción por su abundante y pintoresca muestra de tipos y costumbres propias de cada una de las naciones hispanohablantes.
De acuerdo con estos planteamientos, no parece erróneo estimar como iniciadores de esta modalidad literaria a los ingleses Richard Steele (1672-1729) y Joseph Addison (1672-1719), quienes en The Tatler dieron origen a estos breves bocetos de costumbres. La corriente pasaría más tarde a Francia con autores como Víctor-Joseph Etienne (1764-1846), más conocido como De Jouy, su lugar de nacimiento. En La Gazette de France comenzó a publicar desde 1811 una serie de escenas costumbristas firmadas con el seudónimo L'Hermite de la Chaussée d'Antin que reuniría en forma de libro en 1812-1814. La difusión de este género pasó a otros países. Washington Irvin (1783-1859) daba a conocer sus ensayos de costumbres en The Sketch Book of Geoffrey Crayon Gen (1820). Jouy influiría directamente en los costumbristas españoles como Mariano José de Larra (1809-1837) que hizo famosos sus seudónimos «Fígaro» y «El pobrecito Hablador», Serafín Estévanez Calderón (1799-1867) y Ramón de Mesonero Romanos (1803-1862).