La imagen pública tradicional de las bibliotecarias es la de solteronas avinagrada, de anteojos y rodete.
Los bibliotecarios son vistos como viejos sabios y huraños o grises empleaduchos. Estas imágenes son el resultado del rol que desempeñaron a lo largo de la historia y están indisolublemente ligadas a la consideración que se tiene por las bibliotecas y por el libro. Guardianes, solteronas y preservadores examina la concepción existente en el imaginario colectivo de la profesión de quienes la ejercen, con la intención de apreciar el papel que jugaron a través del tiempo y cuál les tocará ejercer en el futuro.