Históricamente el manifiesto del P. Comajuncosa abarca una época muy limitada dentro de la historia secular de la evangelización franciscana de América Latina.
Se extiende desde el año de 1755 en que funda el Colegio de Propaganda Fide de Tarija hasta el año de 1810 en que el autor pone punto final a su obra.
Pero si estos son los límites que estrictamente encierran las labores de los misioneros de Tarija, por cuanto se refiere al manuscrito de P. Comajuncosa, su ambiente histórico es mucho más amplio, sea hacia el pasado, sea en su proyección hacia el porvenir llegando hasta principio del siglo veinte.
Es un capítulo glorioso de la evangelización franciscana de América Latina renovada en los siglos XVII y XVIII con el movimiento apostólico de los Colegios de Propaganda Fide que, comenzados en España y Portugal, se trasladan a América iniciando su marcha gloriosa en 1682 con la fundación del primer Colegio de Propaganda Fide americano en el convento de la Santa Cruz de Querétaro en Méjico, para extenderse desde California hasta la tierra de fuego.
El Colegio de Nuestra Señora de los Angeles de Tarija constituye, según el P. Mingo, la tercera etapa en esta avanzada misionera franciscana. Fundado en el mes de abril de 1755, recibe la misión de predicar el evangelio a los fieles en una vasta región, desde el Tucumán (Argentina) hasta el Bajo Perú (Arequipa) y reducir a los infieles (bárbaros) Chiriguanos de la Cordillera del Chaco. Y es en cumplimiento de esta misión cuanto nos expone el P. Comajuncosa en su Manifiesto, en los sesenta y cinco años indicados, treinta de los cuales, como actor principal.