La crisis económica que sacudió al mundo en 2008 parecía que se llevaba puesto al sistema: respetadísimos bancos de inversión se esfumaron de la noche a la mañana, gigantes de la industria cerraron sus puertas para siempre y varias naciones del mundo desarrollado tambalearon al borde del default.
Sin embargo, el capitalismo sobrevivió y para algunos observadores, ingreso incluso en una nueva fase de expansión. Paradójicamente, el sistema que engendró esa crisis casi terminal parace haberse beneficiado con las nuevas oportunidades que ofreció la misma.