El título, nombre de un picacho de la serranía paceña, sugiere en sus dos sustantivos problemas sociológicos surgidos en la cultura aymara americana enriquecidos con el pensamiento y civilización occidental. Muela parte orgánica del cuerpo representa lo físico; el término diablo evoca las pasiones y luchas del espítitu y del alma. Entre estos polos en que oscila todo ser, juega la vida del viejo pueblo boliviano andino, mestizo por sangre y cultura.
El paisaje recio escenario de la novela, no es simple telón de fondo; sino personaje multifacético que conduce el plano desde el cual contemplamos el lírico o dramático acontecer, la acción y reacción de los protagonistas humanizados.