Las políticas sociales son un imperativo de la sociedad moderna. Se activan para reorganizar la vida social, contrarrestando los efectos atomizadores del mercado que, al producir desigualdad o agravarla, fracturan la convivencia colectiva. Su finalidad última es, pues crear condiciones para la ampliación de la igualdad ciudadana y garantizar el ejercicio de derechos para todos los miembros de la colectividad. Bajo ese principio, las políticas sociales son parte indisoluble de la relación Estado/sociedad, lo que quiere decir que expresan el orden político en su faceta más concreta que el bienestar social, económico y cultural de la población ^ies