En muchos países de la región los sistemas de seguridad social comenzaron a presentar problemas administrativos y financieros durante la década del setenta, en tanto que en otros los mismos se manifestaron recién durante los años ochenta. En todos los casos los desequilibrios se acentuaron como consecuencia de las condiciones económicas negativas que imperaron en la región durante gran parte de la década del ochenta.

Cuando los países, obligados por las circunstancias debieron embarcarse en programas más o menos rigurosos de estabilización y reestructuración, las deficiencias estructurales de la seguridad social quedaron al descubierto en toda su dimensión.