El surgimiento de un amplio consenso internacional de que el problema de la deuda no cesaría de ser motivo de grave preocupación y de que la recesión económica de la región estaba prologándose peligrosamente, fue tal vez el acontecimiento más importante para América Latina en 1985.
El ambiente económico internacional se fue tornando menos favorable en forma gradual: aparte del alza en los precios del café, inducida por la sequía sufrida en el Brasil, los precios de los productos básicos se mantuvieron deprimidos y aún los precios del petróleo entraron en una fase de acentuado descenso que continuó en los primeros meses de 1986. Para fines del año ningún país de la región había podido eludir una brusca reducción de los ingresos por concepto de exportación de uno o más años de la década de los años ochenta.