Los bárbaros negaron su entorno, negaron su medio, trataron de borrar un
presente y un pasado que consideraban, ‘inepto’ y ‘filisteo’. Fueron
desprendiéndose de las grandes preocupaciones políticas y literarias que
representaban el imaginario sociocultural imperante y que se arrastraba
desde el siglo XIX: la utopía de patria surgida desde el advenimiento
de la nueva república; la impotencia y decepción que produjo la pérdida
de la Guerra del Pacífico y los intentos de inventar un país con un
lenguaje prestado. Los bárbaros pusieron a la ficción como centro, gesto
que en la ciudad de Potosí apareció mucho antes. Buscaron inventarse un
nacimiento, intentaron fundar un nuevo espacio. He ahí su importancia.
Los que participaron de ese movimiento fueron jóvenes llenos de impulso,
dueños del mundo, actuaron sin las trabas de algo a lo que tenían que
responder. Por eso, Aguafuertes (1928), de Roberto Leitón, fue un libro
bien recibido, aunque, ya los primeros impulsos de los bárbaros estaban
pasando. Medinaceli dijo que Leitón era un escritor salvaje, esto se
puede entender en dos sentidos: la crudeza y poca ‘diplomacia’ de su
narración y la ‘falta’ de formación académica. Leitón nunca pasó por la
universidad ni por la normal y, sin embargo, fue un gran escritor y un
gran profesor, una muestra clara de que el verdadero maestro no pasa
necesariamente por las aulas, al contrario, se desprende un poco de
ellas.
DESCRIPCION | CONTENIDO |
Nº de control | 00013428 |
Autor | Leitón, Roberto |
Título | Aguafuertes |
Editorial | La Mariposa Mundial/Plural |
Año | 2008 |
Páginas | 80 p. |
Idioma | Español |
Lugar | La Paz - Bolivia |
Resumen |
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ISBN | 9789995411718 |
Materias | |
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Ejemplares | 1 |