Historiadores y sociológos autorizados concuerdan en admitir las razones económicas como determinantes del fenómeno de la independencia de la América Hispana.

Otra razón fundamental que precipitó la independencia fue el "descontento general contra las malas autoridades y contra los privilegios. La mayor porción del fermento sedioso se formaba entre la población criolla y mestiza. El clero especialmente veía con disgusto que las mitras y las prebendas recaían preferentemente en los peninsulares. Esto explica el hecho de que, entre los más prominentes revolucionarios existía una fuerte proporción de clérigos. La raza criolla cada día se resentía más de la postergación a la que se creía reducida.