En Uruguay se produjo la invisibilización de los lugares donde se cometieron violaciones a los derechos humanos o donde se resistieron o enfrentaron esas violaciones, como consecuencia del mandato de olvido implementado desde el Estado en los primeros años de la recuperación de la democracia. No se abordó la construcción de sitios de memoria en los lugares donde sucedieron los hechos de violaciones a los DDHH, o donde se resistieron las mismas, pues no existió una política al respecto, ni legislación.
Existen marcas de memoria, memoriales y el museo de la Memoria, pero no han sido suficientes para generar narrativas desde el territorio que construyan la memoria presente.