La construcción de nuestra identidad presente sería resultado del proceso histórico de su definición convencional, desde una agregación de referencias emergentes, vale decir: no sería lo mismo durante el tiempo histórico la experiencia existencial de ser un hombre que la ser una mujer, ser "negro" que ser "blanco", ni resulta los mismo ser aymara que chino o cristiano que budista, como no será lo mismo ser heterosexual que homosexual cuanto sería ser zurdo, derecho o ambidiestro. La historia de la diferencia convencional de la identidad humana permite una perspectiva de la historia del Poder, donde el significado de cada elemento de la identidad posible como ser: el género, la edad, el aspecto y el pensamiento, cambiarían el significado de su experiencia posible durante la historia como identidades asumidas culturalmente ^iund