El autor no sabe a ciencia cierta porqué emprendió la redacción de este texto, un impulso poderoso y obscuro, que tiene que ver posiblemente con vivencias de la infancia, lo ha llevado a tratar estas materias extemporáneas y a mezclar religión con estética, aristocracia con metafísica. La consecuencia de estos ejercicios es una temática general abstrusa e inusitada, temática que no producirá popularidad en medios políticos y que tampoco rendirá frutos en el ámbito académico.