El 31 de enero de 1769, el padre Gregorio José de Merlos fue comisionado para fungir como párroco de Coroma, en la provincia de Porco. Alto Perú (hoy Bolivia) en reemplazo del padre Dionicio Cortés. En los sigueintes años ambos sacerdotes serían sujeto de un gran número de quejas por los indios en sus respectivas parroquias. Este libro explora los puntos de fricción entre estos y otros clérigos y sus feligreses indios en la generación anterior a la Gran Rebelión del Alto Perú en 1780-81.
Un milenarismo surgió como parte definitoria de la trama de insurgencia, y los sacerdotes fueron el blanco permanente de la ira rebelde. De la naturaleza y ferocidad de la rebelión, sin que faltasen las atrocidades en ambos bandos, surge la pregunta de qué fuerzas y condiciones engendraron este tipo de ataques a la iglesia y sus ministros. Asimismo ¡qué presiones pueden ocasionar que una persona por lo general pacífica cometa asesinatos brutales y cómo se expresaban las divisiones y rivalidades entre los miembros de la élite colonial en las relaciones de la comunidad y la iglesia?.