El Che un solo hombre y muchos significados. Tantos que casi hay un Che para cada uno de nosotros. Desde el héroe hasta el mártir; desde el déspota hasta el invasor; desde el Cristo de la Higuera hasta el hombre nuevo. Y él es todo y no es ninguno. O es el espejo en el que se ha reflejado un momento de la historia, un episodio definitivo.
De la política al marketing, el Che símbolo ha sido explotado hasta el hastazgo; obviando freccuentemente la mínima coherencia con su vida y su pensamiento. Pero quizás esta es la desgracia y la fortuna del ícono, que 50 años después de haber muerto asesinado en un recóndito paraje boliviano, se mantiene con igual o mayor vigencia que en los años en los que marcó su propio rumbo de quijote revolucionario.