La premura del tiempo y la carecía de autores y libros nacionales respecto al enriquecimiento  sin causa, hacen que esta tesis adolezca de algunas deficiencias; pero el deseo de hacer una investigación útil y aproximada siquiera al ideal perseguido en esta clase de trabajo, y que sirva a la vez de grato recuerdo de mi paso por las aulas universitarias, me han impulsado a tratar este punto novedoso en el derecho, especialmente en el nuestro, donde la jurisprudencia aun naciente y con pasos vacilantes o ambiguos, empieza a adoptar el principio de que nadie debe enriquecerse sin causa o expensas de otro.
Nuestro código va a cumplir medio siglo de vida, tiempo en el cual ha podido notarse sus bondades y defectos , y el mejor homenaje que se puede tributar a la obra del ilustre codificador es la demostración palmaria, de que la noción del enriquecimiento sin causa fue adoptada expresamente, reiterando al principio en numerosos artículos y notas, sin saber generalizado ,por cierto.